Todo va a estar bien
Todo va a estar bien
¿Por qué tendría que preguntarme quién soy?
A mi edad… ya debería tener todo bajo control, pero no.
Miro mi credencial, confirmo mi nombre… y aun así no sé quién soy.
¿Cómo confiar en el espejo sí sé lo frágil que es el cristal?
Un simple golpe… y se rompe.
Así me siento yo: a un paso de colapsar.
Me esfuerzo en sonreír, no se vayan a preocupar por mí.
Porque no, no estoy bien.
El carrusel de la vida no se detiene.
No le importa mis náuseas.
¡Aprieta el caballo y sigue!
Hay otros en la fila… otros que ni siquiera tienen entrada.
Llevo un par de nudos en la espalda para sostener todo el peso de este mundo, no soy un hombre… soy un niño y uno torpe, un estorbo.
Otro día que me siento perdido… y nadie parece notarlo.
Me pregunto: ¿cuál es mi cometido? ¿Será que la felicidad está, por casualidad, a mi alcance?
Hoy no tengo hambre, le pregunté a mi estómago, a mi corazón, a cada órgano… y todos respondieron lo mismo: “Hoy nada van a funcionar”.
No es que no tenga a quién contarle mis problemas, es más bien la pena, la vergüenza y no quiero ni siquiera tocar el tema.
Todos fantasean con lo mismo: “¿Qué pasará cuando me muera?”, imaginar a todos llorando… Pero no. Nadie se imagina que hoy, aquí, alguien como yo piensa en eso.
De niño me dijeron: “Cierra el pico”, “Los hombres no lloran, solo los maricas”, “Solo las mujeres, piden ayuda”. “El mundo es muy duro, aguántate como los machos”.
Así que aquí estoy, atrapado entre las sábanas, viendo la televisión solo como una distracción. Afuera hay sol… pero aquí adentro llueve.
Alguien me dijo:
“Párate, pide algo de comer. date un baño con agua tibia, márcale a tu madre, pregúntale cómo va su día, escoge un disco que te dé para arriba, corre, aunque sea por las endorfinas.”
Porque no todas las puertas que se abren… sirven de salidas.
Sin embargo, ayer lo intenté.
Sí… lo intenté.
Y nadie lo sabe.
Nadie sabe que ayer… traté de matarme.
Dime…
¿cómo pudiste hacerlo?
¿En qué estabas pensando?
¿Qué fue esta vez?
¿El estrés?
¿La soledad?
¿Los amigos que no estuvieron?
Quisiera entender el infierno que atravesabas, encontrar las palabras que calmen tu alma, hacerte saber cuánto nos harías falta. Hay tanto por qué seguir aquí, el mundo no sería un lugar mejor sin ti.
Sí…
Hoy me siento perdido.
Nadie parece notarlo.
Aún no sé cuál es mi cometido.
Pero… creo que… tal vez…
la felicidad sí está a mi alcance.
[Saludo a la audiencia] Toastmaster, compañeros, invitados…
Lo que acabo de compartirles es una adaptación de una canción llamada “La marcha de los tristes”.
Septiembre es el mes de la concientización sobre la prevención del suicidio, sin embargo, no se necesita de un mes para detenernos a pensarlo.
Elegí convertirla en discurso porque creo que muchas veces ignoramos lo que sienten quienes están en silencio… y a veces un mensaje como este puede ayudarnos a entender.
Quiero decirte algo importante:
El suicidio no es el “camino fácil”.
Porque tal como dice la canción “Quisiera entender el infierno que atravesabas.”, pero eso no significa que sea una salida porque, aunque tu mente te haga creer que nada vale la pena… siempre hay algo, o alguien, por lo cual quedarse. Y si hoy alguien aquí se siente así… quiero que sepa que no está solo.
Porque sí…
Todo puede estar mal.
Pero también, poco a poco, todo puede estar mejor.
Pathways Influencia Persuasiva
Nivel 1 Proyecto 3
El propósito de este proyecto es practicar el uso de la variedad vocal y el lenguaje corporal para mejorar un discurso.
Tiempo: 5 a 7 minutos
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