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¡Se declara inaugurada la feria de San Marcos, 195 años de tradición e historia.!
Entre la multitud estoy celebrando el inicio de la gran fiesta. Abierta a disfrutar cada experiencia este fin de semana. Inicia la Feria de San Marcos en Aguascalientes. Y con gran ánimo, después de la algarabía de ese conteo, camino por los ríos de gente. Pasos lentos, me acercan al puesto de los Jarritos y me compro una paloma. Al primer sorbo, siento un toque de limón y sal que llega a la garganta, apenas se siente el sabor de tequila. Fresco, suficiente para recorrer la primera sección de la Feria, antes de llegar a los juegos. La música me acompaña, se escucha por todos lados; unas bocinas con cumbia a la derecha, un conjunto con salsa al fondo y a la izquierda, un stand con música norteña; que me remonta a Sonora.
Para mi sorpresa, al avanzar, mis pies topan con pequeñas pajas aisladas, que van incrementando hasta llegar a formar un tapete por el que atravieso. El olor a caca de caballo y vaca, me indica que estoy cerca de la exposición Ganadera y el Foro de Exhibición. Y aunque muchos de los que vienen en paralelo, se detienen en algunas áreas; continuo como muchos otros, hasta el final: los juegos mecánicos.
Veo niños y jóvenes corriendo para alcanzar la primera ronda de los juegos más cotizados como el Kamikaz , el Chaos, los Troncos. Y poco a poco, se suma al bullicio, los gritos de aquellos que se elevan a las alturas o están en plena sacudida. Después de unas horas explorando los juegos, es hora de regresar a cenar. Así que pregunto por indicaciones para llegar al Merendero San Pancho. “Ir a Aguascalientes y no ir al Merendero, es como no ir a Aguascalientes”.
Por ser de los primeros en llegar, logramos ubicarnos en la parte exterior, donde se encuentran los equipales. Y en cuanto nos sentamos, nos ponen al centro un chicharon con salsas verdes y rojas, y revisamos el menú, degustando la crujiente botana. Pedimos una Tabla San Pancho. En ese momento, se me hace agua la boca, entre el olor y los colores de las carnitas, costillitas laguneras, la chistorra, las chilacas y a un costado tortillas de maíz amarillas, negras, blancas, una combinación de salsas y guacamoles que hacen de esa experiencia un festín y de ese platillo un manjar de los dioses”
Sin darnos cuenta son las 3 de la mañana y es hora de salir de la Isla de San Marcos e irnos a descansar.
Al día siguiente, mi grupo y yo nos levantamos temprano vamos a la Birria Tatemada La Purísima, nada como un caldo para ”revivir muertos” y prepararnos para continuar. Hoy vamos a presenciar el Desfile de la Primavera, nos acomodamos en un rincón de la calle y a esperar. A la expectativa de que me encontraré en este desfile que me comentan es de los mejores del país. Poco a poco se oye la música del mariachi, bandas, los carros alegóricos, los charros, los toreros haciendo su espectáculo, y cerrando con broche de oro, la joya de la noche aparece: una marioneta de más de 8 metros. Imagínate, más alto que 4 personas una sobre la otra, con sus cuerdas que permiten mover sus manos, sus piernas, su cuerpo unidas a una plataforma y una grúa que dirige la función. Después de 1 hr. y 1200 personas participantes en el desfile, solo quedan restos de papel mache, confeti y uno que otro objeto en las calles de la ciudad.
Preparándome para ver que sigue en la Feria, me sorprende un sonido fuerte y constante, que me despierta, abro los ojos y me doy cuenta que solo había soñado. Mi anhelo por experimentar esta fiesta hidrocálida, me llevó a disfrutarla en un vivido sueño .
“A veces vivimos los sueños como si fueran vivido;
a veces vivimos la vida como si fuera un sueño,
a veces vivimos la vida como la construimos en los sueños.”
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